Cuidar no es darlo todo. Es mantener encendido lo esencial.
Nos ha hecho mucho mal, a todos y todas, esa imagen de la madre sacrificada que lo deja todo por su familia.
Identifico el mal en 2 niveles. En uno ha dejado por fuera a muchos padres que lo dieron todo y no está reconocido porque ese era su deber. Como si ellos no hubieran tenido que renunciar también a sus sueños.
En el segundo nivel, se ha fijado en el inconsciente colectivo la idea de que cuidar es sinónimo de sacrificio.
De olvidarnos de nosotras mismas para cuidar a otros.
Por eso me encanta Hestia (Vesta para los romanos) para trabajar la figura del cuidado.
Hestia, la guardiana del fuego sagrado
En el Olimpo, Hestia no buscaba protagonismo.
No empuñaba armas ni lanzaba rayos.
Era la diosa del fuego sagrado, la que permanecía en el centro, silenciosa y constante.
Era, en sí misma, la llama que daba sentido al hogar y a los templos.
Allí donde ardía su fuego, había vida, calor y presencia.
Cuidar no es sacrificarse
No es agotarse.
No es desaparecer para que otros brillen.
Por el contrario, cuidar es elegir, una y otra vez, lo que mantiene viva tu llama:
Escuchar tu cuerpo cuando dice “basta”.
Decir que no, sin culpa.
Preparar una comida sencilla y comerla sin prisa.
Cerrar el móvil y abrir los sentidos.
Recordar que tú también mereces tu propio cuidado.
Cuidar es foco.
Cuidar es fuego (del latín foco).
Cuidar es sostener con amor lo que quieres que crezca.
Y sí, muchas veces cuidar es poner límites.
El fuego también marca los límites
El fuego marca con claridad dónde está.
Desde su sola presencia, todos sabemos cuánto acercarnos para no quemarnos.
Ese es el verdadero límite:
No el impuesto, sino el que emana del centro.
Quien está centrada y consciente de sí misma no necesita esfuerzo para poner límites.
Simplemente es.
Un fuego bien cuidado
Un fuego bien cuidado es equilibrado.
Es agradable.
Nos calienta, nos alimenta, nos arropa.
Y además, podemos tomar de él para encender otros fuegos.
En la antigua Grecia, cada vez que una mujer joven iniciaba su hogar, o nacía una nueva comunidad, se cogía fuego del centro del hogar familiar o del templo principal.
Somos un mar de fueguitos
Como decía Eduardo Galeano.
Y con esta imagen, te invito a preguntarte:
🌱 ¿Cómo cuido mi fuego?
🔥 ¿Qué me nutre?
🌪️ ¿Qué me apaga?
En el Club de la Buena Vida creemos que cuidar es un acto revolucionario.
Y empieza por ti.
Con las imágenes de Hestia, te invito a volver al centro.